martes, 3 de agosto de 2010

Los Ysis

¿Cuántas veces te has preguntado "¿cómo hubiera sido mi vida si hubiera hecho X...si hubiera pasado Y...si hubiera dicho Z...?" ?
Estas letras esconden caminos que nos conducirían a múltiples posibilidades que, como las letras mismas, representan una incógnita. Porque no tenemos capacidad para saberlo. Quizá, si antes de nacer pudiéramos ver todo nuestro futuro, todos nuestros infinitos caminos y posibilidades de lo que será después nuestra vida y esa información no se nos borrara al nacer, podríamos responder esas incógnitas...

...¿O no? Porque infinitas posibilidades implica eso: un número infinito de opciones y eso dificultaría infinitamente la capacidad humana que más nos define, la de elegir. Nos define doblemente: porque nos diferencia de cualquier otro ser vivo, ya que utilizamos el intelecto (aunque no sólo éste) para llevar a cabo la mayoría de nuestras elecciones y porque son éstas las que nos acaban definiendo como personas.
Porque al elegir, al tomar una decisión, estamos diciendo qué y cómo somos, qué queremos y qué queremos ser. Si no pudiéramos elegir por exceso de opciones, nunca lo sabríamos. Seríamos Nadies. Aristotélicamente hablando, seríamos muchos Alguienes en potencia pero, en definitiva, Nadies por no acabar en acto.

Mientras no escoges todo es posible. Y esa es una idea seductora y romántica para unos seres que en su mayoría se pasan la vida haciéndose preguntas sobre su existencia como somos los humanos. No podemos evitar que aparezca algún que otro "Y si..." en determinados momentos clave de nuestra vida o simplemente en los más cotidianos. Como seres inconformistas que somos, nos fascinan los condicionales, los caminos que "podríamos" haber tomado a veces incluso más que el que ya escogimos. Y el por qué lo escogimos se disipa, pierde peso y hasta se nos olvida vivirlo como se merece, como nos lo merecemos.

Como fanáticos de los "Ysis", cuando nuestras elecciones en la vida nos llevan a caminos que no esperábamos, nos gustaría que esa opción de infinitas opciones fuera posible. Pero no lo es. No existe la elección de no elegir. Porque, para todo en la vida hay que escoger. La vida es elección constante (que no siempre consciente). Y es sólo así como esa característica tan humana que tenemos llamada libertad o libre albedrío adquiere realmente valor. Y con ello, nuestra propia existencia en sí.

No se puede tener todo. No se puede ser todo. No podemos optar a todo ni podemos elegir no elegir, aunque a menudo lo veamos como la posible solución ficticia a todos los errores que cometemos en la vida. Porque, si pudiéramos ser cualquier cosa constantemente, no seríamos nadie en concreto. O dicho de otro modo: no seríamos Alguienes, sino Nadies.
No es fácil elegir, porque elegir implica perder aquello que no se elige y todo lo que ello puede implicar. Una cadena de pérdidas, de caminos que no serán recorridos, de lugares y personas que no serán conocidos, sobre todo una, la más importante: el Yo mismo que podríamos llegar a ser en cada una de estas opciones.

Pero, ¿quién dijo que fuera fácil? Y es precisamente esa dificultad la que hace interesante y realmente valiosa esa única oportunidad que se nos da para tomar decisiones y ser un Alguien que llamamos vida.
Y la vida es como un juego. Así que... hay que apostar, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Seguidores